jueves, 19 de mayo de 2011

Crisis sanitaria en Costa de Marfil

06/04/2011
Miles de personas se han visto
obligadas a abandonar el país
 a causa de la violencia
Hace ahora unos días, un alto representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reflexionaba en alto sobre la situación de Costa de Marfil. ¿Si el personal médico no puede salir de sus casas, quién atiende a los heridos?, se preguntaba. La cuestión no es baladí. El conflicto armado marfileño, enquistado desde hace años, se ha recrudecido en los últimos días, desencadenando una gran crisis humanitaria. 
Cerca de un millón de personas han huido del país a causa de la violencia, faltan víveres, medicinas y agua. El número de víctimas mortales crece día a día, los hospitales están colapsados y los heridos en la contienda se agolpan a la espera de recibir una atención médica que tal vez no llegue.
La población civil de la capital administrativa de Costa de Marfil, Abiyán, permanece encerrada en sus casas, con graves problemas para el aprovisionamiento de agua y de alimentos. Los comercios están cerrados o han sido saqueados y decenas de miles de armas circulan libremente por los barrios. Quien osa salir de su casa, se arriesga a perder la vida. En el oeste del país, donde la situación es también dramática y el hacinamiento de personas desplazas es enorme, se teme por la propagación de epidemias como el cólera.
   Tras la contienda, el sistema sanitario continuará acusando el conflicto por años.
Más allá de la contienda política, de las encarnizadas batallas entre un bando y otro, el conflicto preocupa porque supone un retroceso para el desarrollo del país. Un paso atrás en la conformación de un estado de bienestar que satisfaga las necesidades básicas de su población, sumida en la pobreza desde hace años.
Con motivo del Día Mundial de la Salud, que se celebra el 7 de abril de cada año, para exigir el cumplimiento de un Derecho intrínseco a todo ser humano, la comunidad internacional mira con preocupación al escenario que se dibuja en Costa de Marfil. Un país en el que antes de la guerra ya existía un déficit importante en salud. Déficit que se lastraba desde el conflicto interno que estalló en 2002 y que desencadenó una crisis estructural de enormes consecuencias para el país.
Precisamente hace ahora un año reflexionábamos sobre los estragos de aquella guerra con el coordinador del Programa Nacional de úlcera de Buruli de Costa de Marfil, el Dr. Henri Assé, quien hoy se encuentra recluido en su casa, sin poder salir.

Fuera del epicentro del conflicto, la situación mejora

Por suerte, lejos de Abiyán y la zona oeste del país, la situación es menos delicada. Calma tensa, a tenor de lo que está sucediendo en la capital económico-financiera. Desde Sakassou, al norte de Abiyán, las Hermanas Carmelitas con las que trabajamos en la lucha contra la úlcera de Buruli, nos cuentan que “la situación es de tranquilidad. No tenemos falta de seguridad. El problema son los medicamentos. Ya tenemos enfermos que no pueden empezar el tratamiento”. En Zoukougbeu y San Pédro, la situación es muy parecida, si bien es cierto que en el primero se deja notar ya una llegada masiva de refugiados.
A pesar de los múltiples conflictos surgidos a raíz de su inestabilidad política, la Fundación Anesvad ha tenido y tiene una sólida presencia en Costa de Marfil. La salud siempre ha sido uno de los sectores que más han acusado este conflicto, pero seguiremos luchando por hacer efectivo un acceso a la salud equitativo y universal para toda su población.  
Contenido Relacionado
Fuente: anesvad.org

No hay comentarios: