sábado, 27 de noviembre de 2010

Haití y Costa de Marfil se juegan su futuro en las urnas

Viernes, 26/11/2010
Ha llegado la hora de la verdad para los dos países, tan distintos y tan lejanos, pero con algo en común. Necesitan por fin un gobierno sólido y estable que les haga avanzar. La cita para ambos, este próximo domingo
En Haití la situación no puede estar peor. Aun con la devastación del cólera y lo poco que quedó en pie tras el terremoto de hace casi un año, los observadores internacionales consideran que las Elecciones no pueden retrasarse. El país más pobre de América Latina y el Caribe se juega este domingo su progreso en unos comicios precedidos por fuertes disturbios y enfrentamientos con las fuerzas de la ONU desplazadas en la isla.
18 candidatos, sólo seis con posibilidades reales de suceder al actual mandatario René Preval, se afanan por ganarse la confianza de una población hastiada y desesperada. Más de 4 millones de haitianos/as mayores de 18 años tienen derecho al voto en unos comicios que se prevén complicados por el caos que vive el país. Con más de un millón de personas desplazadas en campamentos de refugiados, más de 1.400 fallecidas por el cólera y otras decenas de miles hospitalizadas, el reto está en poder coordinar unas Elecciones democráticas que se desarrollen sin incidentes.
Quien consiga la mayoría tiene por delante, a partir de la sucesión el 7 de febrero del próximo año, una ardua tarea.
La estabilidad que tanto necesita Costa de Marfil
El nombre del futuro presidente de Costa de Marfil no tardará más de dos semanas en desvelarse. La segunda ronda de las Elecciones decidirá entre el actual presidente, Laurent Gbagbo, o el norteño Alassane Ouattara. Ninguno consiguió en la primera vuelta alcanzar el 50% de las votaciones.
Hasta el momento, los dos centran sus campañas en sus feudos electorales. El presidente Gbagbo, en el poder desde el año 2000 y con una ideología más cercana a la izquierda, está haciendo campaña en Abidjan, la capital económica de Costa de Marfil, y sus zonas de influencia. A su vez, Ouattara, ex primer ministro, está centrando su campaña en el norte. La elección de sus feudos no es baladí. Lo que les separa no es tanto una cuestión política como religiosa. Gbagbo es del sur, de mayoría cristiana, mientras que Ouattara proviene del norte, musulmán.
En la primera ronda, el presidente Gbagbo se hizo con el 38,05 por ciento de los votos, mientras que Ouattara quedó en segundo lugar con el 32,08 de los votos.
Los comicios fueron aplazados durante cinco años a consecuencia de la guerra civil (2002-2007) que sumió en una grave crisis política, social, sanitaria y económica a uno de los países más estables de África durante décadas. Es en 2007 cuando se firmó el Acuerdo de Paz, gracias a la mediación internacional de Burkina Faso.
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