martes, 23 de junio de 2009

RESPUESTA AL VÍDEO DE YOUTUBE QUE DOCUMENTA UNA EXPULSIÓN

19 junio 2009

Un vídeo publicado esta semana en YouTube ilustra gráficamente la naturaleza a menudo degradante de las expulsiones forzosas de inmigrantes irregulares. La grabación de un hombre tumbado boca abajo sobre el asfalto de las pistas del aeropuerto, atado de brazos y piernas y aparentemente amordazado fue realizada el 15 de junio por un pasajero que esperaba el vuelo IB3722 en el aeropuerto de Madrid, con destino a Dakar. En un momento dado es recogido del suelo, todavía atado, por dos agentes de policía y puesto en la parte de atrás de una furgoneta policial, como si se tratara de una maleta y no de un ser humano. Parece ser que el piloto del avión se negó a transportar a un hombre en tales condiciones y que algunos pasajeros se negaron a viajar con él.


En un momento de la grabación parece que un agente de policía apoya el pie sobre la espalda del hombre tras haberle hecho rodar violentamente sobre su estómago, lo que constituye un claro empleo innecesario de la fuerza, y el agente en cuestión debería ser sancionado o procesado, según corresponda.

Sin embargo, lo que realmente llama la atención sobre esta grabación es que la mayoría de las medidas tomadas por la policía no resultan ilegales a la luz de la normativa española. El procedimiento deshumanizador y brutal que puede verse es conforme al protocolo de actuación de la policía española en deportaciones forzosas, el cual, en contra de las recomendaciones de varios órganos del Consejo de Europa, no prohíbe explícitamente el uso de mordazas y de técnicas de control que pueden provocar asfixia postural (por ejemplo, asfixiar a la persona colocándola en una posición en la que las vías respiratorias se bloquean, como tumbada boca abajo durante un periodo prolongado de tiempo). El protocolo también permite el uso de esposas, cinta adhesiva reforzada, sedantes, máscaras y cinturones inmovilizadores. Estas técnicas de control no solo incrementan el riesgo de asfixia de la persona que va a ser expulsada si se utilizan de forma inadecuada, sino que también suponen un verdadero riesgo de seguridad durante el despegue y el aterrizaje. ¿Miedo a volar? Desde luego.

Los Estados tienen derecho a controlar quién entra en su territorio y la libertad para expulsar a aquellos que estén en él sin la adecuada autorización. No obstante, esto debe llevarse a cabo de acuerdo con las normas básicas de derechos humanos y de manera que se respete la dignidad de la persona. Amnistía Internacional ha solicitado en repetidas ocasiones a los países de la Unión Europea, incluido España, que garanticen que los inmigrantes irregulares y los solicitantes de asilo que son devueltos a la fuerza a su país de origen no son objeto de un trato cruel, inhumano o degradante, ni sometidos al uso excesivo de la fuerza. Los protocolos de los Estados sobre las deportaciones forzosas deberían ser acordes con las normas internacionales de los derechos humanos y observados rigurosamente por los miembros de las fuerzas policiales. De hecho, el protocolo español indica que las personas que van a ser repatriadas deberían únicamente ser controladas de forma que “no se vulnere su dignidad ni su integridad personal”. Estas palabras carecen de significado si en la práctica no se respetan.

Este tipo de conducta no solo pone en peligro la dignidad de cada uno; puede causar la pérdida de vidas humanas. El 9 de junio de 2007, hace casi dos años exactos, Osamuyia Akpitaye falleció mientras era expulsado a la fuerza de España con destino a Nigeria. No existe ningún vídeo que muestre qué le sucedió, pero varios testigos han afirmado que fue amordazado y atado por agentes de la policía. Falleció por asfixia poco después del despegue. Se ha acusado a dos agentes de homicidio culposo y a día de hoy, dos años después, la familia de Osamuyia Akpitaye sigue esperando la fecha del juicio y justicia. La pregunta es: ¿fueron sus acciones conformes con los protocolos oficiales? Y si fue así, ¿cuánto tiempo tiene que pasar antes de que los protocolos se cambien?

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